Sin lugar a dudas ver a un animalito abandonado puede darnos
mucha tristeza e indignación y más si se trata de un par de amigos tratando de
protegerse…
Estos dos cachorritos callejeros han sido adoptados hace poco
por unas monjas budistas de una pagoda en la ciudad de Ho Chi Minh en Vietnam,
y desde entonces no han parado de abrazarse. Aunque el cachorro más grande aún
es muy pequeño también luce desvalido para cuidar siquiera de sí mismo, sin
embargo él sigue protegiendo a su pequeño amigo con su abrazo.
No podemos evitar preguntarnos qué experiencias habrán vivido en
la calle para hacerlos parecer tan asustados y vulnerables. Por suerte, ahora
ambos están en un templo, en buenas manos. Se están acostumbrando a su nuevo
hogar e incluso intentan aprender meditación de las monjas. ¡o ustedes que
opinan de su pose tan Zen!