¿Te imaginas a un cerdito con la melena de un borrego y el actuar de un perro?
Bueno, pues no es necesario tenerlo solo en la imaginación,
porque el cerdo mangalica cumple perfectamente con esta descripción.
El cerdo mangalica es un animal enigmático. Técnicamente es
un cerdo, pero tiene una apariencia similar a la de un borrego ya que está
cubierto por un pelo muy grueso y largo que parece lana en invierno pero
esto cambia en primavera por unas cerdas ensortijadas, claras y brillantes y
algunos criadores dicen que son animales muy domésticos, como un perro.
Esta raza es originaria de Hungría y tiene sus raíces en los
cruces de la primitiva raza, Sumadia (tronco al que también pertenece el cerdo
ibérico) con las razas Szalontai y Bakonyi (típicas razas semi-salvajes de los
Cárpatos). Dependiendo de su color se distinguen cuatro tipos de mangalica: el
rojo, el negro (extinguido en la actualidad), el rubio (al que corresponden el
80%) y el golondrino. También se utilizan los nombres mangalitza o mangalitsa
para referirse a esta raza.
De acuerdo con un criador dice que “si los tratas bien,
serán tan domésticos como un perro – te seguirán y jugaran contigo.” Con estos
rasgos suena que el mangalica sería una mascota adorable (si tienes suficiente
espacio para éste, claro).
Curiosamente, tras la
caída del Imperio Austrohúngaro la raza comenzó a desaparecer lentamente,
alcanzando su punto más bajo durante el comunismo Húngaro, cuando las políticas
del gobierno aunado con los cambios en
los hábitos alimenticios casi llevaron al cerdo mangalica a la extinción.
En 1989, tras la caída del Muro de Berlín, el genetista
Peter Toth decidió comprar los últimos ejemplares y rescatarlos.
Definitivamente estamos contentos con su decisión porque ahora podemos admirar
y conocer más la especie.
Comentarios
Publicar un comentario